El Poder de la Sanidad Interior en Cristo: Mi Compromiso en la Oración y el Apoyo

Saber que una persona que amas con todo tu corazón no la está pasando bien... Duele, y mucho. Ahora mismo estoy viviendo eso con alguien...



Queridos lectores y amados hermanos en la fe,

Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión inspirada por una persona cercana a mi corazón. A menudo, en la vida cotidiana, nos encontramos con personas que aparentemente tienen todo bajo control: sonrisas radiantes, amables con todos a su alrededor y siempre listos para ayudar. Sin embargo, detrás de esas fachadas de alegría, pueden ocultarse profundas heridas y sufrimiento interior.

En el camino de la vida, todos enfrentamos desafíos y pruebas, y a veces, el peso de estas dificultades puede resultar abrumador. No todos encuentran la manera de expresar su dolor o buscar ayuda de inmediato. La persona a la que me refiero comenzó a asistir a terapia, y aunque en la superficie parece estar bien, el sufrimiento interior sigue siendo una realidad -aunque si la está ayudando mucho-.

Como cristianos, tenemos una esperanza fundamental en Jesucristo. Él nos invita a traer nuestras cargas a Él, a compartir nuestros dolores y preocupaciones en oración, y a buscar apoyo y consuelo en nuestra comunidad de fe. Sabemos que en Él encontramos la verdadera sanidad, tanto física como espiritual.

En 2 Corintios 1:3-4 (RVR 1960), la Escritura nos recuerda:


Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.


Esto nos enseña que, como miembros de la familia de Dios, estamos llamados a brindar apoyo y consuelo a aquellos que están sufriendo en silencio.

Yo, personalmente, me siento comprometida en esta tarea. Brindando apoyo y orando fervientemente por esta persona que tanto quiero, recordándoles que no están solos y que en Jesucristo encuentran un refugio seguro para sus almas.




Esta persona no conoce de Dios íntimamente, y en repetidas ocasiones he hablado con el sobre Dios y su amor, pero a veces Jesús trata de maneras muy distintas... Logré comprender gracias a esta persona, que la mejor manera de ayudarle emocionalmente y también ayudarle a conocer a Dios, es ORANDO y DEMOSTRANDO el amor de Dios, dando testimonio de mi fe, y de Jesucristo. Esto también ha ayudado.

Por eso, si conoces a alguien que está atravesando un sufrimiento interior, te animo a ser un amigo compasivo, a orar por ellos, y a ofrecer tu apoyo de manera incondicional. Juntos, como comunidad de creyentes, podemos ser un reflejo del amor y la sanidad que Dios ofrece a través de Cristo.

Recordemos siempre que, en Cristo, hay esperanza, sanidad y consuelo para cada corazón herido. Oremos por aquellos que sufren en silencio y seamos testigos del poder transformador del amor de Dios.

Que el Señor les bendiga abundantemente y les guíe en el camino de la sanidad interior.

En amor y fe,

Niredli OM


@nire.livingforjesus

Comentarios